miércoles, 6 de julio de 2011

PASEANDO CON MOLUDI

Moludi es un tipo de cuerpo breve y amplia sonrisa.

Dice que aparenta ser más joven por ser delgado, a lo que yo respondo que su fuente de juventud es su mujer, 17 años más joven que él.

Y es que, Moludi tiene una gran pasión: su mujer, y sobretodo sus hijos. Hace tres meses fue padre por tercera vez de su primer hijo, Osama. Se le ilumina la cara cuando relata las conversaciones que tiene con su prole y el tiempo que disfruta (porque él no pasa el tiempo, disfruta cada segundo que pasa) con ellos.

Por eso, cuando se le pregunta si no quiere emigrar para tener una vida con menos penurias, su respuesta es tajante: "prefiero comer un troz de pan en compañía de mi familia, que cinco panes en España y sin ellos".

Desgraciadamente, Moludi tiene otra gran pasión: contar chistes malísimos. En realidad, creo que disfruta mucho viendo mi cara de sufrimiento y por ello, suele repetirlos (como si con contarlos una vez no fuese suficiente sufrimiento).

Me cuenta que cuando era pequeño, era muy travieso. Siendo niño participó en una carrera de burros. Para asegurarse el primer puesto, cogió varios insectos entre unos algodones que ató a las orejas del burro, para que así corriese más el suyo. Y funcionó, fue el primero.

Se considera un privilegiado por tener una familia y un trabajo que es más de lo que tiene mucha de la gente que conoce. con gran sentido del humor se autodefine como "el tuerto en el país de los ciegos".

Entre sus experiencias vitales, cuenta con la lucha en la guerra contra Marruecos durante 8 años.

Moludi es mi  chófer, traductor, guía y un buen amigo


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