jueves, 14 de julio de 2011

TINDOUF (SEGUNDA PARTE Y ÚLTIMA)

Así como existen personas con ansias de aventura y parten a lugares tan exóticos y poco visitados como el Polo Sur, las montañas más altas del Everest o van en busca de resolver misterios como el del Triángulo de las Bermudas, para mí,  mi visita de 2 horas a un banco de Tindouf tenía la misma importancia .

Tindouf, es un lugar que los argelinos consideran como maldito, y donde los militares que son destinados ahí lo son por dos causas: quieren conseguir un ascenso rápido o son castigados (vamos, como  lo hacían los rusos cuando enviaban sus prisionerios a Siberia). Sin embargo, éste es el único tipo de contacto que voy a tener con algo parecido a lo que se considera una ciudad mientras esté aquí  (aunque no cuenta ni con librerías ni biblioteca ni parques infantiles ni nada que pueda servir para ocupar tu tiempo de ocio),  y que cuenta con calles asfaltadas, aires acondicionados y donde los dromedarios y las cabras no campan a sus anchas...

La razón de este viaje tan intrépido fue que tuve que hacer unas gestiones en el banco (un trámite que en España te puede costar 5 minutos, y que aquí sólo intentando conseguir los permisos para entrar en la ciudad tardas una semana, más 259.987 documentos que tienes que aportar al banco, y que intuyo que sólo los piden para no tener clientes).

Aquí los cooperantes somos, tanto para la RASD como para Argelia oro puro, así es que tenemos siempre a personal local (en la RASD, el chófer saharaui y en Argelia, policías y militares argelinos), cuya misión consiste en que no le pase nada a los extranjeros. Temen, no sin cierta razón, que pueda haber consecuencias en la ayuda internacional si hay algún incidente. 

Así es que me dirijo a Tindouf, primero con 2 coches militares como escoltas y posteriormente con 2 policias locales (seguro que hay ministros con menos protección). Mi gran suerte fue que la sucursal está en el centro de la wilaya, así es que pude observar, desde el coche y durante unos 5 minutos ese lugar al que sólo unos privilegiados pueden acceder.

Reconozco mi decepción por tan escueta visita (no me dieron ni la oportunidad de intentar camelarme a los policias para poder comprar unos pasteles), pero no puedo hacerla visible a los demás cooperantes que no tienen la posibilidad de ir, porque... EL MISTERIO DE TINDOUF DEBE DE CONTINUAR.

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